Llego este muy interesante post a la lista de ciencia ficción mexicana donde me encuentro, así que pense que a mucha gente podria serle también de interés:
El rey Pakal vestido con el traje de jade del dios joven del maíz, renace del inframundo en la lápida del sarcófago del Templo de las Inscripciones de Palenque.
EL INFRAMUNDO EN LAS CULTURAS PREHISPÁNICAS
Nahuas:
-EL INFRAMUNDO EN LAS CULTURAS PREHISPÁNICAS.
Transcrito del DICCIONARIO DE MITOLOGÍA Y RELIGIÓN DE MESOAMÉRICA, de
Coyote Gonzáles Torres, Ed. Larousse. ISBN 970-607-802-9
-EL INFRAMUNDO EN ASIA Y OCCIDENTE.
Aportación hecha por Musa del Silencio
http://spaces.msn.com/members/naturemorte/
MENSAJE
Cortesía de Ciudad sin Nombre
http://spaces.msn.com/members/ciudadsinnombre/
El rey Pakal vestido con el traje de jade del dios joven del maíz, renace del inframundo en la lápida del sarcófago del Templo de las Inscripciones de Palenque.
EL INFRAMUNDO EN LAS CULTURAS PREHISPÁNICAS
Nahuas:
Mictlan (Lugar de los muertos). Región a donde iban los que habían fallecido de muerte natural. Se suponía que estaba formado por nueve pisos y que era un lugar en donde reinaba eternamente la oscuridad.
Se encontraba en el Norte, rumbo conocido con el término de Mictlampa. Estaba presidido por Mictlantecuhtli (Señor del Mictlan) y Mictecacíhuatl (Señora del Mictlan). Para llegar al Mictlan, el muerto debía pasar por un camino azaroso donde encontraría unas montañas que chocaban entre si, ocho desiertos, ocho colinas, un cocodrilo llamado Xochitonal, viento de obsidianas y por último un río de nueve aguas llamado Chiconahuapan. Este río sólo se podía cruzar con la ayuda de un perro que había sido sacrificado e incinerado en los funerales de la persona. Al llegar al Mictlan el muerto tenía que presentarse ante Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, y entregarles regalos; éstos, a su vez, le indicaban a qué lugar debía de ir. Según un mito, Quetzalcóatl (Serpiente emplumada, deidad de la fertilidad) bajó al Mictlan a recoger los huesos de los muertos para crear de nuevo a la humanidad.
Mayas:
Era un lugar que se encontraba dentro de la tierra y a él iban, generalmente, la mayoría de las almas de los muertos. Aunque hay diferentes tradiciones, todas afirman que se trataba de un lugar oscuro e inaccesible. Recibía el nombre de Metnal o Xibalbá y Olontuc entre los tzolziles. Para legar a este sitio había que pasar por un difícil camino y se necesitaba de la ayuda de un perro. En el Popol Vuh (Libro del Consejo o Libro de la Comunidad, libro sagrado de los Mayas)se le llama Xibalbá, y se señala que su entrada estaba en Carchá, que es un pueblo cercano a Cobá en Guatemala. El camino al inframundo está lleno de dificultades; se baja por unas escaleras muy inclinadas, se tiene que cruzar un río de rápida corriente que corre entre dos árboles de jícara mus espinosos, otro río putrefacto, otro más de sangre y por último uno de agua que está entre dos barrancos.
Después, se llega a un sitio en donde cruzan cuatro caminos: negro, rojo, blanco y amarillo. El primero es el que lleva a Xibalbá. Aquí hay una sala de consejo en donde se encuentran los asientos de los doce dioses o señores del inframundo y otro más de piedra ardiente que quema al que se sienta en él. Hay además, un jardín con flores y aves propias del inframundo y que pertenece a los jueces supremos Hun- Camé (Uno muerte) y Vucub-Camé (Siete muerte); este último tienetambién un juego de pelota. Así mismo hay una fuente de la que brota un río y seis casas llamadas “Lugares de tormento”. En el interior de la casa oscura sólo había niebla, y dentro de la casa donde tiritaban soplaba un viento frío insoportable. Las otras casas eran; una de los
tigres y la otra des los murciélagos en donde atacaban estos animales; la de navajas en donde éstas volaban cortando; y la del fuego que era una especie de horno. Además de Hun-Camé y Vub-Camé, existían los otros dioses que habitaban el inframundo, casi todos ellos causantes de enfermedades. Eran; Xiquiripat (Lazo corredizo) y Cuchumatic (Jefe de sangre, se aclara que el acento oral cae en la i ), causaban derrames de sangre entre los hombres; Ixquic, que era hija de Cuchumatic y la madre de Hunahpú y Xbalanqué, Ahalpuch (Productor de bilis), Chamiabac (Báculo de cráneo), eran los alguaciles de Xibalbá y como su nombre lo indica, llevaban báculos de hueso y enflaquecían a los hombres hasta producirles la muerte; Lames (Productor de suciedad) y Ahaltocob (Productor de heridas), les ocasionaban alguna desgracia a los hombres generalmente cerca de sus casas, dejándolos muertos boca arriba. También existe la referencia de otros dioses de la muerte como los nueve dioses o Bolon Ti Ku que siempre estaban en lucha contra las Oxlahun Ti Ku o trece dioses celestes. La máxima representación del inframundo Maya era Chac Bolay (Dios Jaguar) señor del Inframundo, tenía dedicado el día con el nombre de Akbal (O bscuridad) cuyo glifo se puede ver hasta el final de este artículo.
Tarascos:
El inframundo se conocía principalmente como Cumiechúcaro y se le localizaba debajo de la tierra. Era una región habitada por deidades con apariencia de hombres y animales. Se dividía como la tierra en cuatro rumbos, cada uno con su deidad de difrente color. Se trataba a éste por el Este, rumbo por donde surge el Sol. Existió también un paraíso para los muertos por ahogamiento conocido como Pátzcuaro
Totonacos:
La vida en el inframundo es similar a la del mundo, con campos de maíz, templos, jueces, etc. No hay camino largo y peligroso para llegar a él. Se cree que después de estar ahí se renace en otra persona y pueblo. El inframundo tiene un dueño, él que con sus ayudantes, los muertos y los aires malos, amenazan constantemente a los pobres totonacos con enfermedades, sobre todo si en los sueños se apoderan de sus almas.
EL INFRAMUNDO EN ASIA Y OCCIDENTE
Infierno: en religión, lugar o estado de castigo y privación para las almas humanas después de la muerte. En un sentido más estricto, el término se aplica al lugar o estado de eterno castigo de los
condenados, ya se trate de ángeles o de seres humanos. La doctrina de la existencia del infierno deriva del principio de la necesidad de justificación de la justicia divina, combinada con la experiencia humana de que los malvados no siempre parecen ser castigados de forma apropiada en sus vidas. La creencia en un infierno estaba muy extendida en la antigüedad y aparece asimismo en la mayoría de las religiones del mundo actual.
Entre los primitivos teutones, el término infierno significaba un lugar bajo la tierra al que las almas de todos los mortales, buenos o malos, se enviaban después de la muerte; esto indicaba una concepción similar a la del sheol hebreo. Entre los primeros judíos, como en otras naciones semíticas, la existencia del sheol se consideraba como una continuación sombría de la vida terrenal donde todos los problemas de la vida tendrían un final. Más tarde, la declaración del profeta Isaías de que el rey de Babilonia sería "precipitado al sheol, a la más profunda fosa" (14,15), dio origen al concepto de diferentes profundidades de sheol, con niveles correspondientes de premio o castigo.
Los escritores cristianos primitivos utilizaron el término infierno para designar: 1) el limbo de los niños, donde los no bautizados disfrutan de una felicidad natural, aunque se les niega la felicidad
sobrenatural de la visión de Dios; 2) el limbo de los padres, donde las almas de los justos que murieron antes de la llegada de Cristo esperan su redención y que aparece mencionado en el credo de los apóstoles, "(Jesucristo) descendió a los infiernos"; 3) el purgatorio, lugar de purgación de infracciones menores que de forma inevitable conduce al cielo y 4) lugar de castigo de Satán y los demás ángeles caídos, y de todos los mortales muertos sin arrepentirse de pecados graves. La última de estas interpretaciones es la que tiene mayor aceptación en la actualidad.
La duración de los castigos del infierno ha sido objeto de polémica desde los primeros tiempos del cristianismo. Orígenes, el escritor y teólogo cristiano del siglo III y su escuela, enseñaban que la
finalidad de estos castigos era purgatorial, y que era proporcional a la culpa del individuo. Orígenes sostenía que, con el tiempo, el efecto purificador llegaría a todos, incluso a los demonios; que el castigo cesaría, y que todo el mundo del infierno sería a la postre devuelto a la felicidad. Esta doctrina fue condenada por el segundo concilio de Constantinopla en el año 553, y la creencia en la eternidad de los castigos del infierno fue característica, tanto de la Iglesia ortodoxa como de la católica romana. Pasó también a los credos de las Iglesias de la Reforma, aunque la doctrina del infierno fue rechazada por la mayoría de los pensadores radicales del Renacimiento.
En la época moderna la creencia en el castigo físico después de la muerte y la duración infinita de este castigo ha sido rechazada por numerosos autores. La cuestión sobre la naturaleza del castigo del infierno es asimismo polémica. Las opiniones son tan diversas que comprenden desde las que identifican el infierno con los remordimientos y la culpa, hasta aquellas, más acordes con la creencia tradicional según la cual el "sufrimiento de pérdida" (la conciencia de haber perdido la visión de Dios y la felicidad del cielo) se compagina con el "sufrimiento de sentido" (el tormento
físico real).
El islam extrajo su concepto de infierno de fuentes judeocristianas y zoroástricas. El infierno queda visualizado como una fosa de fuego atravesada por un estrecho puente que conduce a la gloria. Todas la almas muertas deben cruzar el puente, y si no son redimidos por la misericordia de Alá, los condenados caerán para sufrir en la fosa.
El hinduismo imaginaba 21 infiernos que formaban parte de un ciclo sin fin de transmigración de almas. Las consecuencias de las acciones mortales conducirán a los pecadores a reencarnarse en el infierno, donde les atormentarán los demonios hasta que hayan purgado sus pecados y queden libres para reencarnarse en un orden superior.
El budismo aceptó y modificó los conceptos hindúes de reencarnación e infierno. Según la cosmología ortodoxa budista, los seis destinos de la existencia mortal incluyen tres esferas en las que los agobiados por karmas perjudiciales se puedan reencarnar: El 'destino' del infierno, el 'destino' de los espíritus ávidos y el 'destino' de los demonios en guerra. Como en el hinduismo, las torturas sufridas en estos destinos sirven para purgar el karma maligno del alma y liberarla para su reencarnación en un plano superior. Esta doctrina fue elaborada en la tradición budista de Asia oriental, donde los muertos son juzgados por el monarca (o por los reyes) del infierno y condenados a los castigos apropiados. En China esta creencia budista se fusionó con conceptos religiosos nativos sobre la residencia de las deidades chinas y los inmortales taoístas, dando a los muertos una variedad todavía mayor de destinos potenciales.
Se encontraba en el Norte, rumbo conocido con el término de Mictlampa. Estaba presidido por Mictlantecuhtli (Señor del Mictlan) y Mictecacíhuatl (Señora del Mictlan). Para llegar al Mictlan, el muerto debía pasar por un camino azaroso donde encontraría unas montañas que chocaban entre si, ocho desiertos, ocho colinas, un cocodrilo llamado Xochitonal, viento de obsidianas y por último un río de nueve aguas llamado Chiconahuapan. Este río sólo se podía cruzar con la ayuda de un perro que había sido sacrificado e incinerado en los funerales de la persona. Al llegar al Mictlan el muerto tenía que presentarse ante Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, y entregarles regalos; éstos, a su vez, le indicaban a qué lugar debía de ir. Según un mito, Quetzalcóatl (Serpiente emplumada, deidad de la fertilidad) bajó al Mictlan a recoger los huesos de los muertos para crear de nuevo a la humanidad.
Mayas:
Era un lugar que se encontraba dentro de la tierra y a él iban, generalmente, la mayoría de las almas de los muertos. Aunque hay diferentes tradiciones, todas afirman que se trataba de un lugar oscuro e inaccesible. Recibía el nombre de Metnal o Xibalbá y Olontuc entre los tzolziles. Para legar a este sitio había que pasar por un difícil camino y se necesitaba de la ayuda de un perro. En el Popol Vuh (Libro del Consejo o Libro de la Comunidad, libro sagrado de los Mayas)se le llama Xibalbá, y se señala que su entrada estaba en Carchá, que es un pueblo cercano a Cobá en Guatemala. El camino al inframundo está lleno de dificultades; se baja por unas escaleras muy inclinadas, se tiene que cruzar un río de rápida corriente que corre entre dos árboles de jícara mus espinosos, otro río putrefacto, otro más de sangre y por último uno de agua que está entre dos barrancos.
Después, se llega a un sitio en donde cruzan cuatro caminos: negro, rojo, blanco y amarillo. El primero es el que lleva a Xibalbá. Aquí hay una sala de consejo en donde se encuentran los asientos de los doce dioses o señores del inframundo y otro más de piedra ardiente que quema al que se sienta en él. Hay además, un jardín con flores y aves propias del inframundo y que pertenece a los jueces supremos Hun- Camé (Uno muerte) y Vucub-Camé (Siete muerte); este último tienetambién un juego de pelota. Así mismo hay una fuente de la que brota un río y seis casas llamadas “Lugares de tormento”. En el interior de la casa oscura sólo había niebla, y dentro de la casa donde tiritaban soplaba un viento frío insoportable. Las otras casas eran; una de los
tigres y la otra des los murciélagos en donde atacaban estos animales; la de navajas en donde éstas volaban cortando; y la del fuego que era una especie de horno. Además de Hun-Camé y Vub-Camé, existían los otros dioses que habitaban el inframundo, casi todos ellos causantes de enfermedades. Eran; Xiquiripat (Lazo corredizo) y Cuchumatic (Jefe de sangre, se aclara que el acento oral cae en la i ), causaban derrames de sangre entre los hombres; Ixquic, que era hija de Cuchumatic y la madre de Hunahpú y Xbalanqué, Ahalpuch (Productor de bilis), Chamiabac (Báculo de cráneo), eran los alguaciles de Xibalbá y como su nombre lo indica, llevaban báculos de hueso y enflaquecían a los hombres hasta producirles la muerte; Lames (Productor de suciedad) y Ahaltocob (Productor de heridas), les ocasionaban alguna desgracia a los hombres generalmente cerca de sus casas, dejándolos muertos boca arriba. También existe la referencia de otros dioses de la muerte como los nueve dioses o Bolon Ti Ku que siempre estaban en lucha contra las Oxlahun Ti Ku o trece dioses celestes. La máxima representación del inframundo Maya era Chac Bolay (Dios Jaguar) señor del Inframundo, tenía dedicado el día con el nombre de Akbal (O bscuridad) cuyo glifo se puede ver hasta el final de este artículo.
Tarascos:
El inframundo se conocía principalmente como Cumiechúcaro y se le localizaba debajo de la tierra. Era una región habitada por deidades con apariencia de hombres y animales. Se dividía como la tierra en cuatro rumbos, cada uno con su deidad de difrente color. Se trataba a éste por el Este, rumbo por donde surge el Sol. Existió también un paraíso para los muertos por ahogamiento conocido como Pátzcuaro
Totonacos:
La vida en el inframundo es similar a la del mundo, con campos de maíz, templos, jueces, etc. No hay camino largo y peligroso para llegar a él. Se cree que después de estar ahí se renace en otra persona y pueblo. El inframundo tiene un dueño, él que con sus ayudantes, los muertos y los aires malos, amenazan constantemente a los pobres totonacos con enfermedades, sobre todo si en los sueños se apoderan de sus almas.
EL INFRAMUNDO EN ASIA Y OCCIDENTE
Infierno: en religión, lugar o estado de castigo y privación para las almas humanas después de la muerte. En un sentido más estricto, el término se aplica al lugar o estado de eterno castigo de los
condenados, ya se trate de ángeles o de seres humanos. La doctrina de la existencia del infierno deriva del principio de la necesidad de justificación de la justicia divina, combinada con la experiencia humana de que los malvados no siempre parecen ser castigados de forma apropiada en sus vidas. La creencia en un infierno estaba muy extendida en la antigüedad y aparece asimismo en la mayoría de las religiones del mundo actual.
Entre los primitivos teutones, el término infierno significaba un lugar bajo la tierra al que las almas de todos los mortales, buenos o malos, se enviaban después de la muerte; esto indicaba una concepción similar a la del sheol hebreo. Entre los primeros judíos, como en otras naciones semíticas, la existencia del sheol se consideraba como una continuación sombría de la vida terrenal donde todos los problemas de la vida tendrían un final. Más tarde, la declaración del profeta Isaías de que el rey de Babilonia sería "precipitado al sheol, a la más profunda fosa" (14,15), dio origen al concepto de diferentes profundidades de sheol, con niveles correspondientes de premio o castigo.
Los escritores cristianos primitivos utilizaron el término infierno para designar: 1) el limbo de los niños, donde los no bautizados disfrutan de una felicidad natural, aunque se les niega la felicidad
sobrenatural de la visión de Dios; 2) el limbo de los padres, donde las almas de los justos que murieron antes de la llegada de Cristo esperan su redención y que aparece mencionado en el credo de los apóstoles, "(Jesucristo) descendió a los infiernos"; 3) el purgatorio, lugar de purgación de infracciones menores que de forma inevitable conduce al cielo y 4) lugar de castigo de Satán y los demás ángeles caídos, y de todos los mortales muertos sin arrepentirse de pecados graves. La última de estas interpretaciones es la que tiene mayor aceptación en la actualidad.
La duración de los castigos del infierno ha sido objeto de polémica desde los primeros tiempos del cristianismo. Orígenes, el escritor y teólogo cristiano del siglo III y su escuela, enseñaban que la
finalidad de estos castigos era purgatorial, y que era proporcional a la culpa del individuo. Orígenes sostenía que, con el tiempo, el efecto purificador llegaría a todos, incluso a los demonios; que el castigo cesaría, y que todo el mundo del infierno sería a la postre devuelto a la felicidad. Esta doctrina fue condenada por el segundo concilio de Constantinopla en el año 553, y la creencia en la eternidad de los castigos del infierno fue característica, tanto de la Iglesia ortodoxa como de la católica romana. Pasó también a los credos de las Iglesias de la Reforma, aunque la doctrina del infierno fue rechazada por la mayoría de los pensadores radicales del Renacimiento.
En la época moderna la creencia en el castigo físico después de la muerte y la duración infinita de este castigo ha sido rechazada por numerosos autores. La cuestión sobre la naturaleza del castigo del infierno es asimismo polémica. Las opiniones son tan diversas que comprenden desde las que identifican el infierno con los remordimientos y la culpa, hasta aquellas, más acordes con la creencia tradicional según la cual el "sufrimiento de pérdida" (la conciencia de haber perdido la visión de Dios y la felicidad del cielo) se compagina con el "sufrimiento de sentido" (el tormento
físico real).
El islam extrajo su concepto de infierno de fuentes judeocristianas y zoroástricas. El infierno queda visualizado como una fosa de fuego atravesada por un estrecho puente que conduce a la gloria. Todas la almas muertas deben cruzar el puente, y si no son redimidos por la misericordia de Alá, los condenados caerán para sufrir en la fosa.
El hinduismo imaginaba 21 infiernos que formaban parte de un ciclo sin fin de transmigración de almas. Las consecuencias de las acciones mortales conducirán a los pecadores a reencarnarse en el infierno, donde les atormentarán los demonios hasta que hayan purgado sus pecados y queden libres para reencarnarse en un orden superior.
El budismo aceptó y modificó los conceptos hindúes de reencarnación e infierno. Según la cosmología ortodoxa budista, los seis destinos de la existencia mortal incluyen tres esferas en las que los agobiados por karmas perjudiciales se puedan reencarnar: El 'destino' del infierno, el 'destino' de los espíritus ávidos y el 'destino' de los demonios en guerra. Como en el hinduismo, las torturas sufridas en estos destinos sirven para purgar el karma maligno del alma y liberarla para su reencarnación en un plano superior. Esta doctrina fue elaborada en la tradición budista de Asia oriental, donde los muertos son juzgados por el monarca (o por los reyes) del infierno y condenados a los castigos apropiados. En China esta creencia budista se fusionó con conceptos religiosos nativos sobre la residencia de las deidades chinas y los inmortales taoístas, dando a los muertos una variedad todavía mayor de destinos potenciales.
-EL INFRAMUNDO EN LAS CULTURAS PREHISPÁNICAS.
Transcrito del DICCIONARIO DE MITOLOGÍA Y RELIGIÓN DE MESOAMÉRICA, de
Coyote Gonzáles Torres, Ed. Larousse. ISBN 970-607-802-9
-EL INFRAMUNDO EN ASIA Y OCCIDENTE.
Aportación hecha por Musa del Silencio
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1 comentario:
Hola!!, buenos escritos... suerte
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