Por: Aisling (Visita el Blog LA CASA DE AISLING) de ahí me robo cosas
Lo bueno: Es una lectura amena e interesante; muestra una cara del viejo oriente que desconoce gran parte de occidente.
Lo malo: Es difícil de conseguir en inglés, aún más difícil en español, y la obra completa no es barata.
Calificación: * * * *
No conozco a muchas “moneras” (es una pena), y muy pocas de las que conozco me agradan; la excepción sería, casi siempre, mujeres mangaka (habrán de disculpar sus fans, pero yo siempre creí que los cartones de Maitena los hacía un hombre misógino). Cuando yo todavía pensaba que, fuera de Japón, el campo estaba árido, de repente me tropecé con Marjane Satrapi y supe de su primera obra, la serie Persépolis. No fui la única en tomar parte en el descubrimiento, pues, algunos años después, esta historieta ha sido llevada al cine, y me enteré la semana antepasada que está nominada al Oscar como mejor producción animada. Así que antes de que otra cosa suceda (digamos, que la película probablemente pierda contra Ratatouille), aquí tienen una reseña del libro en el que está basada.
Estaba por comenzar década de los 80, y el mundo se preparaba para un ataque sin precedentes de frivolidad, imaginación desbordada, la mal utilizada palabra glamour y la cultura pop en todo su apogeo; la llamada generación X comenzaba a ir a la escuela sin imaginarse, ni mucho menos, lo que estaba por venir. Se veía ya el fin de la guerra fría y al menos en occidente todo parecía paz y felicidad.
En oriente, sin embargo, la situación era muy distintas; Irán (un país jovencísimo, nacido de la antigua Persia apenas en 1925) se acababa de embarcar en su revolución musulmana; se había expulsado al sha, Mohamed Rezah, impuesto por la CIA en 1953, y se esperaba que con ello las cosas cambiaran para bien. De pronto, así nada más, el país se convirtió en la imagen que durante años hemos visto en las películas de Hollywood; las mujeres se cubrieron la cabeza con velos y pañoletas, se prohibió el alcohol, la música y las fiestas; la religión se deformó hasta volverse arma política y en las escuelas no se habló de nada que no estuviera convenientemente censurado por el gobierno.
En ésta, la Persia del siglo XX, vive una niña llamada Marjane. Es descendiente de una familia donde ha habído desde príncipes hasta disidentes políticos, e intenta hacerle honor a su herencia, representada en especial por su influyente, bondadosa y sabia abuela. La rebeldía de Marji y el inicio de la guerra con Irak la empujan fuera de su país, a una Europa continental que parece no tener lugar para ella; sola, tiene que enfrentarse a las lágrimas de la adolescencia y a una búsqueda de identidad sin sentido, en la que va brincando de hippie a darketa y de mujer fatal a diva pop, sin mitigar su tristeza ni conseguir encontrar el camino que su propio hogar perdiera mucho, mucho tiempo atrás.
Con dibujos sencillos pero poderosos, Satrapi, en esta especie de autobiografía en caricatura, nos lleva de la mano primero por la historia de su patria: sus luchas por la libertad, su resistencia a incontables formas de tiranía; sus héroes y convicciones; y después, por su propias andanzas en un mundo a punto de caerse a pedazos, transfondo de su autodescubrimiento. La historia es sobre ella, y también sobre su Irán; y está relatada con una tremenda honestidad no exenta de un peculiar sentido del humor.
La vida de Marjane no es ejemplar ni nada de eso; mucho de lo que hace está motivado sólo por egoísmo y orgullo, y llega a cometer actos bastante horribles (aunque nada demasiado extraordinario si uno vive en un lugar donde ponerse lápiz labial puede convertirse en asunto de vida o muerte), pero lo que permanece en la mente del lector son las conclusiones no dichas por la autora respecto a la existencia (que está hecha de momentos preciosos, y a lo que me refiero es exactamente eso: que tienen un precio), la amistad y la familia. Finalmente, Persépolis trata de libertad e identidad, y es un homenaje, bajita la mano, a quienes protegieron la primera y formaron la segunda de Satrapi: sus padres, y sobre todo su fenomenal abuela.
Recomendaciones: Para amantes del buen comic europeo y para quienes no le corran a una historia de las que en Japón se llamarían shojo (pero con un tinte más dramático y realista).
Abstenerse: Si no les gustan los comics, o si sus gustos por ahí van más hacia el género de superhéroes, mechas o niñas mágicas.
"En la vida encontrarás a muchos imbéciles. Si te hieren, piensa que es su estupidez la que les empuja a hacerte daño. Así evitarás responder a su maldad, porque no hay nada peor en el mundo que el rencor y la venganza... Mantén siempre tu dignidad, tu integridad y la fidelidad a ti misma".Estaba por comenzar década de los 80, y el mundo se preparaba para un ataque sin precedentes de frivolidad, imaginación desbordada, la mal utilizada palabra glamour y la cultura pop en todo su apogeo; la llamada generación X comenzaba a ir a la escuela sin imaginarse, ni mucho menos, lo que estaba por venir. Se veía ya el fin de la guerra fría y al menos en occidente todo parecía paz y felicidad.
En oriente, sin embargo, la situación era muy distintas; Irán (un país jovencísimo, nacido de la antigua Persia apenas en 1925) se acababa de embarcar en su revolución musulmana; se había expulsado al sha, Mohamed Rezah, impuesto por la CIA en 1953, y se esperaba que con ello las cosas cambiaran para bien. De pronto, así nada más, el país se convirtió en la imagen que durante años hemos visto en las películas de Hollywood; las mujeres se cubrieron la cabeza con velos y pañoletas, se prohibió el alcohol, la música y las fiestas; la religión se deformó hasta volverse arma política y en las escuelas no se habló de nada que no estuviera convenientemente censurado por el gobierno.
En ésta, la Persia del siglo XX, vive una niña llamada Marjane. Es descendiente de una familia donde ha habído desde príncipes hasta disidentes políticos, e intenta hacerle honor a su herencia, representada en especial por su influyente, bondadosa y sabia abuela. La rebeldía de Marji y el inicio de la guerra con Irak la empujan fuera de su país, a una Europa continental que parece no tener lugar para ella; sola, tiene que enfrentarse a las lágrimas de la adolescencia y a una búsqueda de identidad sin sentido, en la que va brincando de hippie a darketa y de mujer fatal a diva pop, sin mitigar su tristeza ni conseguir encontrar el camino que su propio hogar perdiera mucho, mucho tiempo atrás.
Con dibujos sencillos pero poderosos, Satrapi, en esta especie de autobiografía en caricatura, nos lleva de la mano primero por la historia de su patria: sus luchas por la libertad, su resistencia a incontables formas de tiranía; sus héroes y convicciones; y después, por su propias andanzas en un mundo a punto de caerse a pedazos, transfondo de su autodescubrimiento. La historia es sobre ella, y también sobre su Irán; y está relatada con una tremenda honestidad no exenta de un peculiar sentido del humor.
La vida de Marjane no es ejemplar ni nada de eso; mucho de lo que hace está motivado sólo por egoísmo y orgullo, y llega a cometer actos bastante horribles (aunque nada demasiado extraordinario si uno vive en un lugar donde ponerse lápiz labial puede convertirse en asunto de vida o muerte), pero lo que permanece en la mente del lector son las conclusiones no dichas por la autora respecto a la existencia (que está hecha de momentos preciosos, y a lo que me refiero es exactamente eso: que tienen un precio), la amistad y la familia. Finalmente, Persépolis trata de libertad e identidad, y es un homenaje, bajita la mano, a quienes protegieron la primera y formaron la segunda de Satrapi: sus padres, y sobre todo su fenomenal abuela.
Recomendaciones: Para amantes del buen comic europeo y para quienes no le corran a una historia de las que en Japón se llamarían shojo (pero con un tinte más dramático y realista).
Abstenerse: Si no les gustan los comics, o si sus gustos por ahí van más hacia el género de superhéroes, mechas o niñas mágicas.
La abuela de Marjane
No hay comentarios.:
Publicar un comentario