sábado, octubre 24, 2009
martes, octubre 13, 2009
PESADILLA EN EL PAIS DE LAS MUJERES: EL CUENTO DE LA CRIADA de Margaret Atwood
Me encuentro leyendo en este momento EL CUENTO DE LA CRIADA (The Handmaid´s Tale) de la escritora canadiense Margeret Atwood. Aunque ya había visto la película ahora me encontré con la oportunidad de leerlo en una edición de Brugera publicada, sin duda alguna, gracias a que en el 2008 la obra ganó el premio Príncipe de Asturas.
La trama retrata un estado fascista del futuro cercano donde gracias a las guerras las mujeres han perdido su capacidad de reproducción. Solamente unas cuantas son capaces de dar a luz, por lo que el estado las ha reclutado para labores de reproducción. Oído así suena sencillo, pero el mundo retratado por Atwood es una verdadera pesadilla, en especial para las mujeres.
El país que nos presenta Atwood, la nación de Gilead, es a todas luces un Estados Unidos donde el fanatismo religioso ha sido convertido en ley y controla desde los medios hasta la escasa producción alimentaria de la que depende el país. Realmente, o al menos en la parte donde yo voy, todavía no conocemos más allá de los territorios donde se refugian las mentes que ostentan el poder. Y es posible que siga así porque la novela habla precisamente de eso, de cómo el poder es perpetuado por un sistema infame que todo acabamos aceptando y además, participando.
Las mujeres que pueden dar a luz son aleccionadas casi de forma militar para aceptar un papel de salvadoras de la patria al poder engendrar hijos, niños que crecerán y poblaran el país que ahora se encuentra asolado por la infertilidad y que tal vez también irán a la guerra y extenderán la palabra de Dios por todo el orbe. El hombre ha convertido a la religión en un monstruo y aunque la novela es una obra de ciencia ficción en toda la tradición de 1984 de Orwell, está mucho más cerca a la realidad de lo que pensamos.
Mientras se le la obra, uno va armando un mundo extraño que realmente se antoja casi fantástico en sus matices de horror. En una parte del libro, incluso, uno se cuestiona si un estado así puede hacerse de un país en pocos años. Suena increíble. Pero si tomamos en cuenta lo que pasó con la Alemania nazi, nos enteramos que es totalmente verosímil. Por supuesto, el mismo relato nos lleva a reflexionar sobre lo que pasó en Irán. De un día para el otro, el islamismo fanático (que no es lo mismo que el islamismo aunque ahora se tienda a pensar que si) se hace de toda una nación y la convierte en otro Gilead. No es ciencia ficción. No es algo creado por Atwood. Existe y se encuentra ahí, en el mapa, frente a nuestros ojos.
En una escena de la novela, un grupo de turistas japoneses (¡oh, gran ironía!) piden a la protagonista y a una acompañante les permitan tomarles una fotografía. Las jóvenes japonesas, vestidas como cualquier occidental de hoy, miran sorprendidas a esas mujeres en hábitos rojos y cubiertas por un velo semitransparente que se niegan a ser fotografiadas porque en los campos de adoctrinamiento se les ha dicho que aquello equivale a una violación. Supongo que algo así debe ocurrir en Irán.
Pero no nos alegremos. Un país como el nuestro no está exento de una posibilidad así. Ahí tenemos Venezuela. Hubiera podido creerlo de Nicaragua ¿Pero de Venezuela? Una multitud de camisas rojas se aprieta en una plaza pública apoyando una ley que le permitirá al gobierno saber quiénes son los traidores antirevolucionarios. En Estados Unidos tenemos una ley patriota que es lo mismo que Chávez propondría, bajo el pretexto de que son amenazados por el terrorismo.
EL CUENTO DE LA CRIADA al igual que la novela de Orwell (1984) o la de Zamiatin (Nosotros), no descubre el hilo negro pero nos lo muestra con toda su crudeza y nos obliga a reflexionar.
Realmente no es una novela feminista como muchos han dado en calificar. Su idea no es que las mujeres son el centro de todas las injusticias humanas sino de cómo el poder se vale del miedo y las situaciones críticas para imponer sistemas totalitarios y fosilizantes que la masa acepta de inmediato como la resolución a sus males, y que acaban convirtiéndose en formas de vida bestiales y degradantes. Hay una parte del libro que en especial me pareció verdaderamente horrible. Dice sencillamente así:
- Si las ven – si las ven – es como si las penetran, añadía con voz temblorosa (Tia Lydia). Y vosotras, niñas, deben ser impenetrables. Nos llamaban niñas.
Niñas como una palabra que refuerza el poder. Para el estado, ellas serán eso, criaturas a las que se les ha de educar, a las cuales se les dirá como pensar, lo que deben hacer y decir. No estarán maduras para el estado hasta que asimilen la ideología, hasta que piensen y actúen como este… hasta que sean “el sistema”. Niñas es la palabra de la despersonalización, y se toma de su concepto solo las partes que le dan al estado el pretexto para perpetuar su poder totalitario. Ya no son mujeres. Son niñas. Y deben ser educadas o castigadas dependiendo de esta categorización. Es verdaderamente espeluznante. Y lo peor es que ese horror está aquí, a la vuelta de la esquina. En el país de al lado. En la comunidad más cercana.
Existe una versión para cine, THE HANDMAID´S TALE (Volker Schlöndorff, 1990) con Faye Dunawey, Natasha Richardson y Robert Duvall de esta obra y también una ópera que tuve la oportunidad de conseguir hace ya bastante tiempo. Vale la pena conseguirlas.
EL CUENTO DE LA CRIADA (Película completa)
sábado, octubre 03, 2009
LA ORILLA DEL FIN DEL MUNDO: The Forbidden Quest de Peter Delpeut
22 de Marzo. – La oscuridad era todavía más densa y sólo la aliviaba el resplandor del agua que nacía de aquella blanca cortina (de algo parecido al vapor) alzada sobre nosotros. Muchas aves gigantescas, de una blancura fantasmal, venían continuamente del otro lado del velo blanco, y su grito, mientras se perdían de vista, era el eterno ¡Takeli –li! Vimos que Un-un se estremecía en el fondo de la canoa, pero al tocarlo descubrimos que su alma lo había abandonado. Y de pronto nos vimos precipitados en las entrañas de la catarata, y una sima se abrió en ella para recibirnos. Pero a nuestro paso surgió una figura humana, velada, con unas dimensiones mucho más grandes que las de cualquier habitante de la tierra, y con una piel tan blanca como la nieve…
Este es prácticamente el silencioso y terrorífico fin de la novela de Edgar Allan Poe, LA NARRACIÓN DE ARTHUR GORDON PYM DE NANTUCKET, un clásico inolvidable y verdaderamente espeluznante del cual ya hemos tenido oportunidad de platicar. La historia es tan poderosa y sorprendente que ha inspirado una serie de obras más a partir de su enigmático final. Prácticamente dos maestros de la literatura fantástica no pudieron evitar el escribir sendas continuaciones a este relato: Julio Verne con LA ESFINGE DE LOS HIELOS y Howard Philips Lovecraft con EN LAS MONTAÑAS DE LA LOCURA.
Ahora, me ha tocado ver una continuación más pero en formato de cine. Me refiero a LA ORILLA DEL FIN DEL MUNDO (The Forbidden Quest 1993) del director Holandés Peter Delpeut, un filme narrado en clave de documental, donde el último sobreviviente de una expedición al antártico (o sea, el Polo Sur) relata las vicisitudes y horrores a las que se tienen que enfrentar los marineros de una nave cuya misión parece arrancada de la locura.
El director relata esta historia usando el metraje real de diferentes expediciones al helado continente realizadas a principios del siglo XX, muchas entintadas, otras en blanco y negro, que le otorgan a la trama una interesante sensación de verosimilitud. El actor Joseph O'Conor interpreta al sobreviviente de la expedición de 1914, un ahora avejentado carpintero llamado J. C. Sullivan quien sentado frente a una cámara de un realizador documental, va platicando su terrible y pesadillesca odisea. Enrolado en el Hollandia, el carpintero se ve enfilado junto con toda la tripulación al polo sur. Tomados por sorpresa e ignorantes de la verdadera misión de la nave, los marineros aceptan dirigirse hacia allá mientras el camarógrafo de la expedición va tomando registro de todo el viaje: Un pueblo ballenero, las hermosas tomas de los mares helados, la embarcación de docenas de perros de trineo, los icebergs flotantes que parecen islas y las diversiones de la gente de la tripulación.
El barco, comandado por el capitán Van Dyck, lleva además de toda esta carga humana y perruna a un extraño personaje, un oscuro y misterioso italiano que ha pagado el costo de esta expedición y cuyo objetivo es un misterio. Y entonces, cuando el Hollandia entra de lleno a los mares de hielo del polo, se encuentran con la primera sorpresa: un gigantesco oso polar, habitante solo de las llanuras heladas del norte, nada majestuoso en las frías aguas del océano. ¿Qué hace un oso polar ahí? El italiano ordena su caza y los marineros se enfrascan en una cacería salvaje y desalmada que deja aterrados a muchos de los hombres de la tripulación.
La muerte del oso es el principio de una serie de oscuros presagios, cada vez más extraños y aterradores que llevaran a la muerte a la expedición entera, a los marineros y a la filmación de un lugar de pesadilla, oculto en el centro mismo del polo.
Una mezcla de historia de tierras perdidas, la leyenda de la tierra hueca, criaturas misteriosas, fantasmas y el ojo documental de la cámara de cine se conjugan en un film que es de esas extrañas joyas perdidas del fantástico que no han logrado volverse de culto, precisamente por su dificultad para encontrarlas. No es una película perfecta y la mirada atenta podrá darse cuenta sin dificultad que mucho del material corresponde a diferentes filmes, que se han agregado algunos detalles de animación y que muchas veces la historia tiene que adaptarse al material utilizado más que al revés, pero lo verdaderamente interesante es que todo ello ha quedado muy bien armado con la lógica de la historia.
En lo personal, esta clase de relatos me fascinan. Películas como LA ISLA EN LA CIMA DEL MUNDO (The island in the top of the world, Robert Stevenson, 1974), la fabulosa producción de Walt Disney donde un millonario se interna en el polo norte en un dirigible para buscar a su hijo perdido, encontrándose poco después por una isla donde aún viven vikingos, marcaron prácticamente mi gusto por este tipo de cuentos, muy frecuentes en la mítica revista Weird Tales.
Finalmente y aunque la película no lo tome en cuenta (en los créditos menciona que su inspiración directa han sido la novela de Poe y de Verne y el poema LAS TIERRAS BALDÍAS de Elliot) hay una gran similitud con otra obra maestra del fantástico: LA BALADA DEL VIEJO MARINERO, la poesía de Samuel Taylor Coleridge que narra una odisea al helado polo sur tan terrorífica como la ya comentada. Ahí también, un anciano marinero cuenta su terrible historia a un joven de un pueblo pesquero quien sorprendido – al igual que los documentalistas de este film – escucha la trágica y sobrenatural trama de la aventura. El libro de Coleridge cuenta con las hermosas y oscuras ilustraciones de Gustave Doré que logran complementar de forma sublime esta gran obra de la literatura universal… y extrañamente, en una de sus viñetas vemos al barco condenado pasar al lado de un grupo de oso polares en los hielos del sur.
LA ORILLA DEL FIN DEL MUNDO aparece ahora en México en DVD bajo el de Arhouse Movies y es de esas pocas oportunidades que tenemos de acceder a obras realmente hermosas y originales. Si tienen la ocasión de adquirir esta versión, háganlo, porque puedo garantizar que es una obra imprescindible para todo amante del buen cine fantástico.
LA ORILLA DEL FIN DEL MUNDO
- The Forbidden Quest
- Peter Delpeut 1993
- Arthouse Movies, DVD
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