jueves, julio 24, 2008

EN EL INTERIOR DEL MUNDO: EL MUNDO PERDIDO DE AGHARTI de Alec Maclellan

Confieso que soy fan de los mitos geográficos y arqueológicos. Todo lo que suene a ciudades perdidas, civilizaciones olvidadas y regiones extrañas me fascina y cuando encuentro aventuras pulp del estilo, inmediatamente las consigo. Por supuesto, hay mitos que ya me fastidian, como la Atlántida y el Triangulo de las Bermudas y que si los mayas fueron enviados al espacio… Sin embargo, siempre ha habido un mito en especial que me ha atraído y ese es el del reino oculto de Agartha. Y me atrae especialmente porque su origen proviene de una de las zonas del mundo más interesantes para mí: el Tibet.

Para referencias más cercanas al mundo de Agharta, podemos mencionar la novela EL VIAJERO DE AGHARTA de Abel Posse y la película LOST HORIZON (Horizontes Perididos, 1937) de Frank Capra, basado en la novela de James Hilton del mismo nombre. Los que busquen algo más accesible, pueden ver SKY CAPTAIN AND THE WORLD OF TOMORROW donde las cavernas que llevan a Agharta y la misma Shangri La hacen una breve aparición.

Por tal razón cuando vi en una librería de usado el libro EL MUNDO PERDIDO DE AGHARTI de Alec Maclellan, supe que no lo iba a dejar ir. Nunca había encontrado un libro en especial dedicado a Agartha, así que había cosas interesantes que leer ahí.

Siendo sinceros, el libro cumple, pero tampoco hay que esperar rigor científico en un trabajo de esta clase. Mucho menos cuando el tema en cuestión es un mundo perdido cuyo mito habla de que hay miles de túneles en todo el mundo que tienen acceso a este lugar, cuyo capital no es otra que la fabulosa ciudad de Shangri-La, urbe utópica habitada por una humanidad eternamente joven y con conocimientos avanzadísimos. No conforme con esto, Agartha no es otro lugar que el hogar del “Rey del Mundo” una figura mítica que gobierna de forma invisible el planeta entero.

Los capítulos del libro se leen con interés y presentan de forma atractiva el desarrollo de cómo el mito de Agharta (o Agaharti) llegó al continente europeo además de los extraños sucesos ocurridos a aquellos que se atrevieron a indagar en el mito del mundo perdido. En especial los capítulos dedicados a Ferdinand Ossendowski y Nicolas Roerich, dos exploradores y aventureros que oyeron hablar del mito en sus respectivos viajes a Mongolia, Siberia, India, China y el Tibet.

Ferdinand Ossendowski, un ingeniero minero siberiano, autor de algunos interesantes libros como Hombres, Bestias y Dioses (que ando buscándolo por todos lados) y El hombre y el misterio en Asia (el cual comentaré en otra ocasión) tuvo en sus correrías por Siberia y Mongolia la oportunidad de escuchar de gente de estas apartadas regiones las leyendas sobre Agartha, también llamada Shambhala.

El mito es tan atractivo que acabó influyendo en un personaje por demás siniestro: Adolf Hitler. Su relación con ideologías ocultistas y seudocientíficas alimentaron su mente con febriles fantasías sobre objetos de poder y saberes secretos que lo animaron a enviar expediciones a diferentes partes del mundo en busca de un mítico origen superior de la raza aria, de la que se suponía provenían los alemanes, así como la búsqueda de la lanza de Longinos, el Arca de la Alianza y montón de cosas así. El siguiente fragmento no es del libro que nos ocupa, pero si de otro que ya comentamos aquí anteriormente: LA CRUZADA DE HIMMLER de Christopher Hale, el primer libro basado en información fidedigna sobre la expedición que Himmler envió al Tibet:

“La idea de un reino escondido en el Himalaya, gobernado por maestros iluminados nunca ha perdido ni presencia ni poder de convicción. Aunque pueda parecer una mera fantasía romántica, el mito de Shambhala no tenía nada de inocente. Alimentó nuevas creencias – que se revelarían peligrosas - y alumbró las ideas que Ernst Schäfer y Bruno Beger trajeron consigo al Tíbet aquel año de 1938 y que, cinco años más tarde, los llevaron a Auschwitz. ¿Cómo pudo un cuento fascinante tener que ver con el genocidio nazi? Esto suena a hipótesis descabellada y, sin embargo, existe una cadena cuyo primer eslabón es una iluminada ciertamente peculiar que vivió en el siglo XIX, Madame Helena Blavatsky…”

Por supuesto que al contrario de Maclellan que cree en la Atlántida y la relación de este continente hundido con Agartha, Hale no es dado a tomar el mito como cierto y habla más que nada en su introducción sobre las consecuencias de tomarse en serio estos mitos fantásticos. Lo que es totalmente cierto es la influencia de ellos en la humanidad.

Allen Maclellan no detiene su narración en los aventureros anteriormente mencionados, Hitler y Madame Blavatsky, sino que incluye en la ecuación al libro de un famoso escritor del siglo XIX, autor de Los Últimos días de Pompeya. Me refiero a Edward Bulwer – Lytton, (a quien, por cierto, corresponde la autoría de la famosa frase de entrada que Snoopy escribe en todas sus malogradas novelas: “Era una noche oscura y tormentosa…”) escritor de novela histórica y creador de la obra VRIL, EL PODER DE LA RAZA VENIDERA, también conocida como LA RAZA QUE VENDRÁ. En esta historia, un hombre desciende a un mundo subterráneo gobernado por una raza de hombres blancos y rubios, tecnológica y socialmente más avanzados que nosotros quienes guardan el secreto de un gran poder conocido como Vril (una especie de “la fuerza” si lo viéramos desde el punto de vista Lucas) capaz de crear y destruir en menos que parpadeamos. Maclellan se pregunta en el libro si Bulwer – Lytton era realmente un iniciado que tenía importante información sobre Agharta y que fue presentada en este libro en forma de ficción. A mi punto de vista, eso es ir ya demasiado lejos, pero lo que es totalmente cierto es que Bulwer - Lutton estuvo felizmente involucrado con montón de asociaciones ocultistas. Incluso, una de sus novelas más famosas se titula Zanoni o el Rosacruz. Es muy posible que ese supuesto poder Vril sea otro de los elementos que Himmler y Hitler buscaban en oriente.

No contento con ello, el autor de EL REINO PERDIDO DE AGHARTI nos lleva a conocer los mitos prehispánicos sobre túneles extensísimos en America del Sur, en especial en Brasil y Perú y los cuales achaca sin ningún remordimiento a los Atlantes.

En fin, el libro ofrece al lector un interesante viaje por todo la parafernalia del mito, pero como ya había dicho antes, no hay que esperar rigor científico de ninguna clase porque Maclellan no lo ofrece y creo que con este tema, también es difícil ofrecerlo.

Antes de terminar me gustaría mencionar que Macleallan paso por alto los libros de una investigadora y aventurera verdaderamente excepcional. Me refiero a Alexandra David-Neel de la cual leí EN EL CORAZÓN DEL HIMALAYA, cuyos relatos sobre sus viaje por el continente asiático (que ocurrieron entre 1911 y 1924, si no me equivoco) me parecen no solo emocionantes sino sorprendentemente bien centrados. No hay que confundirla con una de esas viajeras enloquecidas por el iluminismo y los secretos místicos ocultos, sino que es realmente una antropóloga autodidacta con una visión objetiva sobre las culturas que va conociendo, una verdadera Indiana Jones, pero en mujer. Pues bien, ella vivió un muy extraño suceso (aparte de otros), relatado precisamente en el libro arriba mencionado, que la llevó a un pozo cubierto por un gran arroyo donde brillaba, sorprendentemente, una extraña luz azul que uno de sus guías atribuía a un Buda sumergido en el pozo. Ya muchos habían sido tragados por este extraño pozo y David-Neel no hizo oídos sordos a la advertencia, por lo cual ahora podemos conocer el suceso. Lo interesante es que Alexandra lo describe como el resplandor de una llama azul que surgía de lo profundo del pozo cubierto por el arrollo y que despedía una luminiscencia totalmente visible. No supo cómo explicar el fenómeno. La relación con Agharti está en el mito de que muchas de las cavernas o cuevas que llevan a Shambalha, están iluminadas por extrañas luces de este tipo e incluso Maclellan habla de una experiencia con una de estas luces, en el interior de una cueva en Inglaterra.

En fin, EL MUNDO PERDIDO DE AGHARTI no es un libro que se encuentre fácil, pues ya lleva bastante tiempo descatalogado, pero si un día lo encuentran, no dejen de adquirirlo. Vale la pena.

BIBLIOGRAFIA

EL MUNDO PERIDIDO DE AGHARTI, Alec Maclellan, Ed. Edaf, México, 1984

EN EL CORAZÓN DEL HIMALAYA: Por los caminos de Katmandú, Alexandra David-Nell, Col. Terra Incognita, José J. de Oleñeta Editor, España, 2002

VRIL: EL PODER DE LA RAZA VENIDERA, Edward Bulwer.Lytton, Col. La Barca de Caronte, Ediciones Jaguar, España.

EL HOMBRE Y EL MISTERIO EN ASIA, Ferdinand Ossendowsky, Ed. Posada, México, 1985

BEAST, MEN AND GODS, Ferdinand Ossendowsky, Project Guttemberg

LA CRUZADA DE HIMMLER, Christopher Hale, Inedita Editores, España, 2006

SHAMBALA EL RESPLANDECIENTE, Nicolas Roerich

AGHARTA

Enlace muy interesante: LA TEORIA DE LA TIERRA HUECA, con muchos libros sobre el tema


jueves, julio 03, 2008

A 100 AÑOS DEL IMPACTO: Tunguska


Andrés Eloy Martínez Rojas / El Universal / Miércoles 02 de julio de 2008

Transcurrían las primeras horas del 30 de junio de 1908 en una región apartada de Siberia llamada Tunguska, cuando sin previo aviso una luz cegadora acompañada de una violenta explosión llevaron una destrucción sin precedentes a esta zona boscosa.

La explosión que produjo el evento de Tunguska ha sido la explosión natural más fuerte en la historia reciente de la Tierra y que ahora se sabe fue causada por un pequeño asteroide sobre el Río Tunguska en Siberia, Rusia.

Detonando con una potencia estimada en mil veces la de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima, el evento de Tunguska tumbó árboles en un radio de 40 kilómetros e hizo temblar el suelo como si de un tremendo terremoto se tratara.

Los testigos del evento quedaron atónitos. Fotografías tomadas por una expedición rusa a Tunguska unos 20 años después del evento, encontraron los árboles tumbados en el suelo como si fueran palillos. El tamaño del meteoro se estima entre 60 y 100 metros de diámetro.

Algunas pruebas recientes sugieren que el cercano lago Cheko podría incluso haberse creado por el impacto. Debido a lo alejado e inaccesible de la zona de impacto, el estudio del suceso de Tunguska fue tardío y confuso. El gobierno zarista no lo consideró prioritario (algunas fuentes indican que tenían mucho interés en hacerlo pasar por una "advertencia divina" contra la agitación revolucionaria en curso), y no sería hasta 1921, ya durante el gobierno de Lenin, cuando la Academia Soviética de Ciencias envió una expedición a la zona dirigida por el minerólogo Leonid Kulik.

El clima permitió que la alteración de las huellas del impacto fuera muy poca. Hallaría un área de devastación de 50 kilómetros de diámetro, pero ningún indicio de cráter, lo que le resultó sorprendente, sobre todo tomando en cuenta las crónicas en muchas partes de Europa que daban cuenta de una explosión muy poderosa.

El bólido, probablemente rocoso detonó en el aire. La explosión fue detectada por numerosas estaciones sismológicas y hasta por una estación barométrica (presión) en el Reino Unido debido a las fluctuaciones en la presión atmosférica que produjo. Incendió y derribó árboles en un área de dos mil 150 kilómetros cuadrados, rompiendo ventanas y haciendo caer a la gente al suelo a 400 kilómetros de distancia.

Durante varios días, las noches eran tan brillantes en partes de Rusia y Europa que se podía leer sin luz artificial. La energía liberada se ha establecido, mediante el estudio del área de aniquilación, en aproximadamente 10 o 15 megatones.

Bola de fuego

Si hubiese explotado sobre una zona habitada, habría producido una mortandad de enormes dimensiones. Según testimonios de la población Tungus, la etnia local nómada de origen mongol dedicado al pastoreo de renos que lo vio caer, "brillaba como el Sol".

Informes del distrito de Kansk a 600 kilómetros del impacto, describieron sucesos tales como barqueros precipitados al agua y caballos derribados por la onda de choque, mientras las casas temblaban y en los estantes los objetos de loza se rompían.

El conductor del ferrocarril Transiberiano detuvo su tren temiendo un descarrilamiento, al notar que vibraban tanto los vagones como los rieles.

Una expedición italiana que viajó a la zona en 1999, ha anunciado el año pasado que ha encontrado un cráter (el lago Cheko) asociado al suceso. Se trataría de un cráter de unos 50 metros de profundidad y 450 de diámetro localizado a 5 kilómetros del epicentro de la explosión. Los científicos afirman que han estudiado anomalías gravitatorias y muestras del fondo del lago que revelan este origen.

Además, no hay testimonios ni mapas que avalen la existencia de este lago con anterioridad a 1928. Creen que se trataría en un fragmento menor del cuerpo impactante (cometa o asteroide) y que chocó a velocidad reducida. No obstante los resultados de esta expedición no son definitivos, puesto que habría que obtener muestras más profundas.

Advertencias celestes

El evento Tunguska es la principal colisión de un pequeños asteroide con la Tierra registrada en los últimos cien años, pero no es la único; El evento del Mediterráneo Oriental fue una explosión aérea de alta potencia ocurrida sobre el mar Mediterráneo, el día 6 de junio de 2002.

La detonación, similar a la de una pequeña bomba atómica, ha sido atribuida a un objeto celeste no detectado durante su aproximación a la Tierra. El objeto se desintegró y sus fragmentos no han sido recuperados.

Al no alcanzar la superficie y ocurrir sobre el mar, no se produjo cráter.Al igual que ocurre en la teoría generalmente aceptada del objeto de Tunguska, el bólido, de unos 10 metros de diámetro, detonó en el aire debido a los poderosos desequilibrios térmicos producidos por la entrada en la atmósfera terrestre. La explosión fue detectada por numerosas estaciones sismológicas.

La energía liberada se ha establecido, mediante medición por ultrasonidos, en aproximadamente 26 kilotones (el doble que Hiroshima, más o menos como Nagasaki, como una pequeña bomba nuclear moderna). Si hubiese explotado sobre zona habitada, las consecuencias habrían sido catastróficas.

El evento de Vitim o acontecimiento de Bodaybo, fue una explosión de medio kilotón ocurrida en torno a las 22 horas (hora local) del 25 de septiembre de 2002 en la taiga próxima al río Vitim, cerca de la ciudad de Bodaibo, en Siberia. A diferencia del cercano evento de Tunguska, en esta zona se han hallado importantes cantidades de radiación residual en forma de tritio e isótopos radiactivos de cobalto y cesio.

Un avión de transporte Antonov An-2 que volaba en el área se estrelló por causas desconocidas. También se observaron auroras boreales y enfermedades asociadas a la radiación.
El Evento de Cando o Suceso de Cando se refiere a una supuesta explosión ocurrida en la aldea gallega de Cando España, la mañana del de 18 de enero de 1994. Los testigos aseguran haber observado una bola de fuego surcando el cielo durante más de un minuto.Dado lo apartado y agreste de la zona, inicialmente no se localizó el lugar del impacto.

¿Otro Tunguska?

Los astrónomos han calculado que un evento como el de Tunguska tiene lugar cada 100 años, con lo que las posibilidades de que otro impacto similar al de esta región de Rusia tenga lugar, se incrementan cada día. Con un intervalo medio de cien años, se produce la caída de asteroides de roca o hierro mayores de 50 metros de diámetro, lo que puede producir catástrofes locales y tsunamis.

En la actualidad la NASA mantiene una vigilancia sobre los llamados asteroides potencialmente peligroso para la Tierra, con su programa "Sentry" (Centinela), el programa supervisa y determina la peligrosidad de los cuerpos que podrían chocar contra la Tierra.

El "Sentry" depende del Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA y contiene información referida a mas de 100 asteroides potencialmente peligrosos, sin que hasta el momento se halla detectado alguno en ruta de colisión con la Tierra, sin embargo el problema con los asteroides como el que exploto sobre Tunguska es que estos objetos se mueven tan lentamente que, cuando son descubiertos, es prácticamente imposible determinar su trayectoria exacta y, por lo tanto, sus posibles órbitas son infinitas, y la Tierra, un blanco factible. Por lo que los astrónomos saben que solo es cuestión de tiempo para que otro evento Tunguska se produzca en algún punto de nuestro planeta.